Vuela en el tiempo, mi espíritu Sajón, lengua de fuego sube a la montaña, esencia y árbol, furia de la araña, filo acerado durmiendo en el cajón.
Huyen las hordas sangrando en el za njón, grita mi aldea una canción extraña que interrumpe la paz de la maraña y asusta el ave, los perros y el tejón.
Si llega el hambre llorará mi aldea, la luz de espada cruzará sus lomos vale el placer, voy a encender la tea
que arda Sajonia y sus escudos cromos mezclad la raza con pimiento y brea. Hay que morir, es todo lo que somos.
Libro: La Strada