Entre sus piernas abiertas
Está el mar, la desmesura
De una ciudad que inaugura
Eternamente sus puertas.
Ella danza y se sustenta
de los hombres que la habitan,
los que su amor le recitan
sin temores, sin pudor,
porque el amor es amor
y en ella lo depositan.
Un hombre leal la impuso
Real y maravillosa
Sin desear otra cosa
Que convertirla en razón
De oda, de admiración,
De homenaje y de tributo
Y así repartir los frutos
A otra generación.
La Habana es verdad, sincera,
Medieval, clásica, culta
Eso no hay quien lo discuta,
Y también titiritera.
Mueve los hilos del alma
De los que habitan sus calles
Para ella no hay detalles
Que se escapen, que se escurran.
Las olas del mar susurran
Lo que las almas se callan;
Hay tristeza en estas aguas,
Hay desarraigo, dolor,
Pero también hay amor
Que no sabe de distancias.
Entre sus piernas abiertas
La Habana sueña un país
Que tiene como raíz
La eterna ciudad despierta.
Jordanis Guzmán Rodriguez